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Capítulo II

长生殿故事(西文版) 作者:腾建民


Capítulo II

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La hija del Secretario de Vivienda en la prefectura de Shuzhong, Yang Yuhuan, era más que hermosa. Estaba dotada para la música y la danza, y tenía un carácter muy dulce. A pesar de que había sido concubina de Li Mao desde que tenía 16 años, nunca pensó que podría llamar la atención del Emperador. Pero su belleza dejó sin palabras al Emperador Ming Huang, que no podía apartar los ojos de ella. Tenía que descubrir quién era esa muchacha.

Ordenó a uno de sus hombres de confianza, un eunuco llamado Gao Lishi, anunciar que Yang Yuhuan había sido ordenada monja en el Palacio de Taizhen. Un año después, Ming Huang la convirtió en la concubina imperial más importante. Luego le ordenó que se bañara en la piscina de Huaqing, y envió a dos criadas, Yongxin y Niannu, a esperarla. Cuando terminó de bañarse se puso los hermosos vestidos que le habían preparado y Gao Lishi la escoltó hasta el Palacio de la Eterna Juventud.

El Emperador, sentado en el trono, la miró fijamente mientras entraba en el gran salón del palacio. Podía sentir su corazón golpeando violentamente en el pecho mientras se sonrojaba profundamente.

–Yang Yuhuan se presenta a Su Majestad. Larga vida a mi señor. –Pronunció estas palabras mientras se arrodillaba cortésmente. Una vez más, el Emperador quedó impresionado por su belleza y gracia. Aquellas palabras lo enloquecían.

–Soy de una pequeña familia, y soy bastante sencilla, –continuó Yang Yuhuan, todavía arrodillada y con mucho miedo a levantarse–. Es un gran honor ser elegida como tu concubina de mayor rango. ¿Cómo puedo devolverle el favor?

–Eres de sangre noble, deslumbrante y virtuosa. Nada deseo más que te conviertas en la concubina de mayor rango, –respondió el Emperador.

La cena fue ordenada, pero antes, esbeltas criadas trajeron vinos y exquisitos platos. Los músicos comenzaron a tocar canciones alegres mientras que Yang Yuhuan propuso brindar por el Emperador, sus ojos brillaban con deleite. Ming Huang levantó su copa. –Tu belleza es incomparable. No es solo mi voluntad, sino la de los cielos, que seas la concubina más elevada. Que nuestro amor dure para siempre.

–Es un gran honor ser favorecida por Su Majestad, –dijo Yang Yuhuan levantando su copa también–. Espero servirte bien. Juro estar contigo para siempre, sin importar lo que suceda, –dijo antes de beber de su copa.

Los dos continuaron con su celebración. Los sirvientes y las criadas se fueron uniendo al brindis. Transcurrió hasta altas horas de la noche, y una luna llena brillaba sobre ellos en el cielo. Gao Lishi comenzaba a limpiar los platos cuando el Emperador lo interrumpió.

–Mis seres queridos y yo vamos a disfrutar de la luna fuera del salón.–Ming Huang tomó el brazo de Yang Yuhuan y la escoltó hacia el palacio occidental. La noche estaba en silencio, excepto por su conversación, y la luz de la luna se reflejaba en el suelo como agua. Los dos estaban tan cerca el uno del otro que podían escuchar sus corazones latiendo. El Emperador miró su bonita cara y la amó aún más–. Nuestro amor comienza hoy, –susurró, sacando una horquilla dorada y una caja de polvo de su abrigo–. Te doy esto como muestra de nuestro amor.

Yang Yuhuan aceptó los regalos y quiso inclinarse, pero el Emperador la detuvo.

–Desde hoy en adelante nos amaremos para siempre. Nunca nos separaremos, al igual que dos peonías que crecen en ramas entrelazadas o dos tortolitos que buscan juntos el cielo.

Yang Yuhuan no podía apartar los ojos de las peonías y los pájaros que decoraban la caja y la horquilla. Ella silenciosamente repitió para sí misma las palabras del Emperador.

Que nuestro amor dure para siempre, inseparable como dos peonías que crecen en ramas entrelazadas o dos tortolitos que alcanzan juntos el cielo.


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